Reciente mente nuestra hija Jenna viajo con Foundation 4Life® a Filipinas a la ceremonia de inauguración de la escuela Dona Justa Guido Memorial. Quedo bastante impresionada por lo que vivió. A continuación te compartimos las palabras de Jenna para expresar sus sentimientos y pensamientos.
Humildad, gratitud y amabilidad son sólo palabras. Pueden traer paz, alegría e incluso sentimientos que pueden ser difíciles de explicar o entender. Muchas veces las olvidamos. Yo misma las he olvidado muchas veces... cuando la vida parece vacía u obscura o cuando estoy absorta en mi misma. A veces, experiencias de caridad nos ayudan a recordar que sin humildad, gratitud y amabilidad, estamos vacíos.
Esta experiencia de misericordia me la brindaron los niños de Angono, una pequeña comunidad a las afueras de Manila, Filipinas. Me recibieron con los brazos abiertos, flores, música, danzas y las sonrisas más grandes del mundo. La escuela estaba decorada con papel crepé, dibujos y otras piezas hechas por los alumnos. Habían lavado y planchado los uniformes de la escuela para esta ocasión especial. Sus zapatos estaban desgastados, muchos con agujeros en las suelas o ya sin ella.
Los maestros, mamás, papás y alumnos me llamaron "Miss Jeen". "¡Miss Jeen, mira esto!". "Miss Jeen, ¡ven a ver mi escritorio!". Muchas manitas me tocaban la piel, el pelo y admiraban mis aretes tan brillantes y danzantes. Cargando sus cuadernos, me pidieron que escribiera mi nombre y siempre con un montón de risitas. Se tomaban fotografías con mi celular y luego se las mostraban a sus amigos. Una niña al ver nuestra fotografía dijo: "Mira Miss Jeen, somos bonitas". Yo le contesté: "Sí, somos muy bonitas".
En un lugar con pocas cosas frívolas como iPhones, computadoras, vídeo juegos, carros, existen en abundancia la humidad, la gratitud y amabilidad. Me sentí incluso apenada, al pensar en todas mis posesiones. Mis zapatos costaron lo que una familia hace en un año. El agua caliente con la que me baño, es más limpia que toda la que ellos ven en meses.
¿Por qué será que aquellos que menos tienen, son los que siempre están dispuestos a darlo todo? ¿Por qué será que aquellos con casas vacías, poca comida, agujeros en sus zapatos, o sin ellos, son los que tienen sonrisas más grandes y ríen más fuerte? Porque ellos son amables y se cuidan unos a los otros y agradecen todo lo que tienen, sin importar lo humilde que sea su situación.
"Gracias Miss Jeen. Gracias por traernos comida y darnos nuevos cuadernos. Gracias por ayudarnos Miss Jeen".
Nunca olvidaré estas palabras: "¡Gracias!"
Humildad, gratitud y amabilidad son sólo palabras. Pueden traer paz, alegría e incluso sentimientos que pueden ser difíciles de explicar o entender. Muchas veces las olvidamos. Yo misma las he olvidado muchas veces... cuando la vida parece vacía u obscura o cuando estoy absorta en mi misma. A veces, experiencias de caridad nos ayudan a recordar que sin humildad, gratitud y amabilidad, estamos vacíos.
Esta experiencia de misericordia me la brindaron los niños de Angono, una pequeña comunidad a las afueras de Manila, Filipinas. Me recibieron con los brazos abiertos, flores, música, danzas y las sonrisas más grandes del mundo. La escuela estaba decorada con papel crepé, dibujos y otras piezas hechas por los alumnos. Habían lavado y planchado los uniformes de la escuela para esta ocasión especial. Sus zapatos estaban desgastados, muchos con agujeros en las suelas o ya sin ella.
Los maestros, mamás, papás y alumnos me llamaron "Miss Jeen". "¡Miss Jeen, mira esto!". "Miss Jeen, ¡ven a ver mi escritorio!". Muchas manitas me tocaban la piel, el pelo y admiraban mis aretes tan brillantes y danzantes. Cargando sus cuadernos, me pidieron que escribiera mi nombre y siempre con un montón de risitas. Se tomaban fotografías con mi celular y luego se las mostraban a sus amigos. Una niña al ver nuestra fotografía dijo: "Mira Miss Jeen, somos bonitas". Yo le contesté: "Sí, somos muy bonitas".
En un lugar con pocas cosas frívolas como iPhones, computadoras, vídeo juegos, carros, existen en abundancia la humidad, la gratitud y amabilidad. Me sentí incluso apenada, al pensar en todas mis posesiones. Mis zapatos costaron lo que una familia hace en un año. El agua caliente con la que me baño, es más limpia que toda la que ellos ven en meses.
¿Por qué será que aquellos que menos tienen, son los que siempre están dispuestos a darlo todo? ¿Por qué será que aquellos con casas vacías, poca comida, agujeros en sus zapatos, o sin ellos, son los que tienen sonrisas más grandes y ríen más fuerte? Porque ellos son amables y se cuidan unos a los otros y agradecen todo lo que tienen, sin importar lo humilde que sea su situación.
"Gracias Miss Jeen. Gracias por traernos comida y darnos nuevos cuadernos. Gracias por ayudarnos Miss Jeen".
Nunca olvidaré estas palabras: "¡Gracias!"
Jenna posa con sus nuevos amigos en la escuela Dona Justa Memorial.
¡Los estudiantes emocionados por estrenar sus mochilas nuevas!